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martes, 24 de mayo de 2016

Nando Deluque: hombre sencillo, gobernador brillante




Escrito por: Alejandro Rutto Martínez

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Hernando Deluque Freyle es un hombre lleno de paz y de tranquilidad, que pocas veces se ve quieto, sobre todo cuando se trata de hacer algo para ayudar a alguien que puede ser un poco más feliz con lo que él le pueda dar. 

Y eso cuenta para todo, desde regalar una bolsa de mangos en una comunidad indígena hasta llamar desesperadamente a todos sus amigos para conseguir el traslado de un enfermo grave a otra ciudad.

Su registro civil indica que nació en la mitad el siglo XX: 30 de enero 1950, el mismo año en el que Uruguay dio una de las más grandes sorpresas del fútbol al vencer a Brasil en el partido final de la Copa Mundo Celebrada en el estadio Maracaná en una nueva versión de la pelea desigual en que David, el pequeño, derrota a Goliat, el gigante.    

Ese día la comadrona, con los ojos iluminados por contagiosa alegría puso el niño en manos de Alfredo Deluque Panaflett y le dijo: tu hijo es un varoncito y va a ser muy inquieto.  En la habitación contigua doña Remedios Freyle Magdaniel se reponía del trabajo de parto y esperaba con desespero que le entregaran a su hijo para amamantarlo por primera vez.

Carisma y algo más

El chico comenzó a crecer y se volvió el centro de todas las reuniones y fiestas e niños: jugaba y hacía travesuras que a sus amiguitos les agradaba. “Tiene carisma”, dijo una vez un amigo de la familia. “los demás ‘pelaos’  juegan siempre lo que él dice y le caminan para donde él va.

Carisma, esa es la palabra que mejor lo definiría en adelante. Nadie sabe dónde lo aprendió o de dónde lo sacó. Es como una gracia especial concedida por Dios y la vida para caerle bien a quienes les rodean. Y esa sería su impronta, su marca personal en las diversas etapas de la vida.

Pero el carisma no sería su única característica. A ésta hay que sumarle su vicio de leer hasta los clasificados del periódico, su espíritu de caminante incansable, su verbo fácil y campechano y las ganas inagotables de convertir en propias las angustias de otras personas, aún aquellas a las que no ha tratado tanto.

Habíamos dicho que no se sabe de dónde sale su carisma. Pero su generosidad sí es de origen conocido: en la casa sus padres Alfredo y Remedios le habían hecho aprender, a fuerza de repetírselo mil veces, el dicho preferido de la familia. “haz el bien y no mires a quien”.

Simplemente "Nando"

Cuando el joven Hernando se hizo mayorcito dejó de llamarse como lo habían bautizado los curas franciscanos de la Catedral y pasó a llamarse simplemente Nando, pues sus amigos guajiros, fieles a la costumbre de economizar letras y de encaquetarle apodos a sus congéneres, decidieron llamarlo de esa manera.


Se traslada a Bogotá: ciudad del estudio y el trabajo

Nando se fue a estudiar derecho y se graduó como con honores en la Universidad Externado. 

Y comenzó su carrera laboral en la que hacía lo que los abuelos le habían enseñado en la infancia, y le había repetido los profesores de la Divina Pastora,  en donde se graduó como bachiller: “Cuando comiences a trabajar, tienes que llegar de primerito y esperar a que todos se vayan. Después te vas tú”.

Y así lo hizo durante el tiempo que trabajó en como Jefe de la División de Auxilios y como Jefe de Personal de la Contraloría Nacional en Bogotá a finales de los años setenta y principio de los ochenta.


De regreso a su tierra

De regreso en su tierra fue nombrado subdirector de Corpoguajira hasta 1.998 y después pasó a ser asesor del gobernador Álvaro Cuello, su compañero de militancia y amigo personal.  

En un corto tiempo logró que los ojos de la comunidad, las cámaras y las grabadoras de los medios y los reflectores de la opinión pública estuvieran puestos sobre él y su accionar dentro del gobierno.   


El secretario estrella

Para la época Nando era, lo que llaman en “el congresito” del parque Padilla el secretario estrella de la administración Cuello Blanchar.

¿Cómo lo había logrado?  Sin trabajar para lograr ese título, sino para ayudar a la gente.

Cuando se encontraba con los líderes comunales de los pueblos y veredas de La Guajira paseándose de un lugar a otro sin encontrar a la persona que buscaban, él los tomaba casi de la mano y los llevaba a la oficina misma del secretario o del director que necesitaban y, si era necesario, a la oficina del mismísimo gobernador.  

Se quedaba en la reunión y se convertía en el compromisario de los acuerdos a que se llegaran. Cuando el líder se desocupaba, lo invitaba a almorzar, le daba para los pasajes,  y lo llevaba al sitio en que debía tomar su transporte de regreso.   

Unos días después lo  llamaba para saber si le habían cumplido lo pactado.  

Si la respuesta era negativa se dedicaba a “patinar” el asunto en las diferentes dependencias y no se quedaba tranquilo hasta lograr su objetivo.


Candidato a la Gobernación

En 1.999, cuando faltaba algo más de un año para las elecciones e nuevo gobernador el grupo político Nueva Guajira buscaba un candidato que le permitiera ganar las elecciones por tercera vez consecutiva. 

Debía ser una persona muy bien preparada, con gran carisma, buenas capacidades y un prestigio que le permitiera sobreponerse al desgaste natural de seis años de seis años de gobierno.

Nando les dijo a los jefes del grupo que él prefería seguir trabajando muy cerca de la gente y les imploró que no lo incluyeran en la baraja de precandidatos. 

Quienes participaban en la decisión le prometieron tener en cuenta su decisión pero no le prometieron nada.  

Nando sospechaba que en las toldas del movimiento se fraguaba una encerrona para designarlo como candidato y optó por irse de Riohacha por unos días mientras las aguas se calmaban.

Cuando regresó se encontró con que le estaban solicitando la renuncia y, como para que no le quedaran dudas, le presentaron a su sucesor, con quien debería iniciar el empalme de inmediato.

Cuando preguntó por qué lo trataban así le respondieron: “Ya no te  necesitamos como asesor sino como Gobernador, eres el candidato a la gobernación y tienes que irte rápido antes de que te inhabilites”.

Después se enteró de que los líderes de los barrios, corregimientos y pueblos habían dicho que era Nando o no era ninguno.  Ellos querían elegir a quien tanto le había servido de manera desinteresada.


Una campaña muy particular

Hernando Deluque Freyle se tomó la campaña como un evento de su vida que debía disfrutar en lo que le más le gustaba: conversando con  la gente y metiéndose a cualquier hora las profundidades del barrio, a las entrañas de la ranchería o a la casa más distante del pueblo más pequeño, para ir a saludar a una matrona que le había mandado la razón de que fuera a visitarla.

El carro de la campaña era casi un lujo, puesto que el candidato decidió hacer su campaña caminando y lo hacía desde el amanecer hasta bien entrada la noche. Solo se subía al vehículo para ir de un pueblo a otro o a una ranchería. Cuando llegaba, era capaz de caminar hasta 12 y 14 horas diarias. 

Era tanto su esfuerzo y derroche de energías que la campaña le asignó una doctora para que valorara su salud de manera permanente y le hiciera las recomendaciones a que hubiera lugar.

Un día le pidió cinco minutos para dialogar con él y le dijo: “doctor, usted debe dosificarse, porque si no, se nos va a fundir. No va a resistir tanto trajín”

Nando prometió que lo haría pero apenas entró a la siguiente reunión se olvidó de las recomendaciones de su médico. Ella anduvo detrás de él hasta que la venció el cansancio y se dedicó a menesteres menos agotadores de la campaña.

El candidato no dejó lugar a donde no fuera: desayunaba en el mercado de un municipio, visitaba dos o tres barrios, almorzaba en otro lugar y llegaba a donde nunca habían ido ni los candidatos ni los gobiernos. 

La gente se revolucionaba cuando sabía que el hijo de la señora Remedios  estaba cerca y armaban unos tumultos gigantescos para hablar con él y ofrecerle su apoyo.


Las “perdidas” del aspirante

El candidato disfrutaba de todos sus actos de campaña: de las reuniones masivas en las cuales era acogido como una celebridad; los festivales en donde le robaba el protagonismos los artistas invitados; las entrevistas en los medios de comunicación especialmente la radio en donde atendía todas las preguntas de los periodistas y la comunidad sin eludir ninguna. 

Pero lo que más gozaba era su presencia en las remotas rancherías de la Alta Guajira en donde tenía la oportunidad de gozar escuchando la sabiduría de los mayores, quienes desde ese momento le daban consejos sobre buen gobierno.  

Varios momentos especiales los vivió también en sus visitas a los establecimientos educativos, colegios y universidades en donde prometió que al ser elegido decretaría la gratuidad de la educación pública.


El slogan obvio

Nunca a un grupo de publicistas y expertos en marketing le fue tan fácil escoger el eslogan de una campaña. Sólo tenían que tomar el nombre acortado del candidato y fusionarlo con el verbo que mejor lo describía; caminar. De esta manera surgió la frase “CAMINANDO por los buenos tiempos”

Victoria estrecha

El día de las elecciones Nando lo asumió como cualquier otro: visitó el comando, dio instrucciones, fue a votar en compañía de su esposa Denis y se acercó a los puestos de votación, a observar cómo se movían las elecciones.   Después regresó a casa a esperar los resultados.

Cuando se cerraron las urnas y comenzaron a conocerse los guarismos hubo nerviosismo porque al principio punteaba Jorge Ballesteros, excelente candidato, quien ya había sido gobernador y tenía miles de seguidores en toda la Guajira. 

Jorge era hombre serio, buen político y un experto en ganar las elecciones. Eso le dio mayor colorido a las elecciones y conllevó a que estas se definieran por una diferencia de tan solo cinco mil votos a favor de Hernando Deluque Freyle.

El Gobierno de la Educación

Nando Deluque se posesionó el 1º. De enero del 2000, un día en que el mundo entero celebraba la llegada del tercer milenio con diversas festividades.   Sin pérdida de tiempo comenzó a poner en marcha una agenda de trabajo en que la educación ocuparía un lugar muy importante.   

Desde el inicio de su Gobierno dio instrucciones para asesorar al municipio de Maicao para que éste lograra certificarse y tener una relación directa con el Ministerio de Educación, sin necesidad de tener la tutela de la Secretaría Departamental.

En esos tiempos se hablaba mucho de la necesidad de sembrar las regalías en obras que le garantizaran a la región ver con optimismo los días de un porvenir cercano pero incierto.

-“Sembremos las regalías en la gente”, dijo el nuevo gobernador

-¿A qué se refiere con eso? Le preguntaron sus asesores

"Me refiero a que  hagamos la inversión en lo mejor que tiene la Guajira que es la gente. Vamos a darle matrícula gratis a todos los estudiantes para que nadie se quede sin estudiar porque no tiene con qué pagar lo que cuesta la matrícula. Y para que los colegios tengan una platica con la que puedan mejorar sus condiciones”

Después de un intenso debate, en el que la mayoría de los participantes no estaba de acuerdo, Nando hizo valer su autoridad y definió que en adelante la educación de todos los guajiros sería gratuita desde el preescolar hasta la Universidad, gracias al apoyo que la Gobernación le daría a las instituciones educativas y a la Universidad de La Guajira.   

La medida hizo que los padres de familia respiraran tranquilos, pues podían llevar a sus hijos al colegio con la confianza de que no les cobrarían. 

Ahora los niños podían estudiar sin que sus padres incurrieran en este costo o se comprometieran con los políticos que les consiguieran una beca, como antes sucedía.   

En el año 2011 el Gobierno Nacional tomó la decisión de crear la gratuidad educativa para todos los estudiantes de preescolar, básica y media en el país, pero La Guajira le llevaba 11 años de ventaja a trascendental medida.


El mejoramiento urbano participativo

El Gobernador quiso cumplir su promesa de campaña de pavimentar las calles y carreras de los municipios, las cuales eran intransitables en verano a causar de la arena e imposible de transitar en invierno a causa de los charcos en que quedaban convertidos. 

Junto con sus asesores ideó el plan de Auto gestión comunitaria mediante el sistema de costos compartidos  en el que la Gobernación aportaba la mayor parte de los recursos. Otra partida era entregada por los municipios y una pequeña parte por la propia comunidad.  Se le llamó pavimentación comunitaria.

El proceso fue un éxito y sirvió para cambiarle la cara a cientos de calles y carreras que ahora adquirían otro aspecto gracias a la pavimentación liderada por el hombre de las largas caminatas.

Convenios con el Gobierno Nacional para mejorar salud
La Gobernación sembró regalías, además, el un convenio, el primero de su género en el país, con el Gobierno nacional para ampliar la cobertura de salud, para una mejor atención a todos los ciudadanos, pero sobre todo para mejorar las condiciones en que se atendía a los indígenas del departamento.

Para el sector salud y para los niños y niñas fue una buena noticia también la puesta en marcha de los Centros de Recuperación Nutricional, en los que los niños con problemas de desnutrición eran atendidos hasta que recuperaran el peso que debían tener de acuerdo con su edad. Los primeros de estos centros funcionaron en los municipios de Manaure, Uribia, Maicao y Riohacha.


El inicio de la represa

Nando Deluque convenció al Gobierno central para que se iniciara la construcción de la primera etapa de la represa y distrito de riego del ranchería, obra  de gran importancia para el suministro de agua a los habitantes del semi desierto guajiro y proyecto clave para darle un impulso muy importante a la agricultura de la región, especialmente a la del sur del departamento.   

El día en que finalmente el proyecto se culmine, la Guajira reconocerá la visión de su primer gobernador del siglo XXI.

Final anticipado

Una orden judicial que él acató con respeto lo obligó a entregar la gobernación seis meses antes de que se cumpliera el período constitucional para el cual había sido elegido.    Cuando atravesó por la puerta de la casa de Gobierno por última vez en condición de mandatario los periodistas le preguntaron qué iba a hacer en adelante. 

Él, fiel a su estilo descomplicado respondió: “voy a seguir caminando por toda La Guajira”
-¿Volverá a ser candidato?, le preguntaron

- “Uno no necesita ser candidato para acordarse de sus amigos. Yo los visito por que los quiero. Y camino porque me gusta” les respondió

Siete años después

Nando Deluque cumplió su promesa y recorrió el departamento como un aldeano más. En algunas partes se sentaba a conversar. A otros lugares llegaba a dar el pésame. Y en ocasiones se aparecía en los festivales. Siempre encontró a los amigos dispuestos a pasar un buen rato con él.

Por aquella época, siete años después de su salida de la gobernación, su hijo Alfredo Deluque se presentó como candidato a la Cámara de Representante y fue elegido como nuevo parlamentario de La Guajira.

“El muchacho es inteligente, tiene lo suyo y cae bien” decía Nando el día en que festejaban la entrega de la credencial.

Era cierto, pero había algo más: siete años después, La Guajira aún recordaba con cariño la gestión y la figura de Nando Deluque, el hombre que le propuso a la Guajira caminar por los buenos tiempos. 

La gente, definitivamente no olvidaba al hombre de la palabra popular y la sonrisa carismática que no se cansaba ni de caminar ni de servir.

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