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lunes, 3 de agosto de 2015

Alejandro Rutto Martínez, periodista de vocación, entusiasmo y pasión

La carrera de Alejandro Rutto Martínez como periodista se inició en los años setenta más exactamente en 1979, en las aulas del colegio San José, en donde su profesor de español y literatura, Ramiro Choles Andrade le encontró un especial talento para escribir textos de buena calidad. Lo primero que le encomendó fue actualizar diariamente el periódico mural, labor que el jovencito de 15 años adelantaba con particular agrado. Un poco después le asignó la tarea de publicar El Joseísta, periódico impreso que consistía en cinco hojas mimeografiadas por ambas caras en las que se publicaban noticias del colegio, artículos de los estudiantes y profesores y algunos pasatiempos. Lea también Biografía de Alejandro Rutto Martínez

En esos tiempos el joven Alejandro escribía con frecuencia sobre los temas más importantes del colegio: la incomodidad de los salones, la falta de espacios para la práctica del deporte los buenos resultados del equipo del San José en los intercolegiados de fútbol y la necesidad de construir una sede más amplia que albergara al creciente número de estudiantes que deseaban y necesitaban cursar sus estudios en el plantel.

 En 1981 el colegio inició un programa de radio en la emisora Radio Península la más importante para la época en la ciudad, y se asignó la responsabilidad de dirigirlo al profesor Ramiro Choles Andrade, quien no dudó en llamar a Alejandro Rutto para que hiciera parte del equipo de colaboradores. Se emitía los domingos al mediodía y Alejandro Rutto escribía artículos y redactaba notas de interés que eran leídas por él mismo y por sus compañeros. Se trataba de temas clásicos de las principales asignaturas: buscar explicación a los fenómenos naturales, recomendaciones para escribir y hablar mejor, normas de buen comportamiento, etc. Rutto era la persona más cercana al director se fue ganando su confianza hasta el punto de convertirse en una especie de subdirector. Los días en que el profesor no asistía, por algún motivo, era él quien se encargaba de que la emisión saliera al aire sin ningún tipo de contratiempos.  Lea también Alejandro Rutto Martínez, algo sobre su vida

La experiencia en la radio académica continuó cuando ingresó a la Universidad y se hizo cargo de los programas Adelante Guajira y Vida Universitaria, siempre al lado de compañeros con quienes había tenido su experiencia inicial: William Mercado, José Carlos Molina, Eudes de Armas, Ledys Charriz, Ricardo Ramos, Vicente Salcedo y Carlos Chica entre otros. 

 En 1.984 se da un hecho que lo llevaría a dedicarse de lleno al periodismo y a convertirse en un periodista de tiempo completo. Ese año se fundó el Deportivo Maicao, equipo de fútbol que representaría a la ciudad en el campeonato nacional de Segunda División. El torneo era el segundo en importancia en el país, después del campeonato de la Dimayor. Maicao y Riohacha armaron equipos muy competitivos para enfrentar a los cuadros más importantes como Junior y Unión Magdalena. 

En la costa Caribe se vivía una fiebre por éste campeonato que llenaba el vacío existente en aquellas plazas en donde no había fútbol profesional. El Deportivo Maicao con su uniforme de franjas horizontales negras y rojas y el Deportivo Riohacha con el verde y blanco de la bandera de La Guajira distribuido en su uniforme se volvieron dos de los cuadros más fuertes y sus enfrentamientos directos se constituyeron en el clásico más importante del campeonato. 

 Cada domingo miles de aficionados apoyaban a sus equipos y en cada esquina se hablaba de las mejores jugadas de la semana. En la emisora local “La Voz de la Pampa” se dio inicio a un programa deportivo denominado La Ventana del Deporte, integrado por Luis Octavio Cruz, Tomás Pérez Ramírez y Ernesto Acosta Solano. A ese equipo llegó un poco después, con su acostumbrado entusiasmo, Alejandro Rutto Martínez, quien se encargaba de escribir artículos cortos para leerlos al aire. Posteriormente se dedicó de lleno al comentario espontáneo y fue visto como una de las jóvenes figuras del periodismo local.

Lea también: Alejandro Rutto Martínez, un hombre para grandes cosas

El programa deportivo fue un completo éxito en audiencia. A la una de la tarde, después de la emisión central del noticiero, la gente de Maicao quedaba pegada a la radio para conocer las últimas novedades del Deportivo Maicao, que por ese entonces tenía como director técnico al samario Luis Montúfar y contaba con una nómina de directivos de la que hacían parte Hernán Brugés Guerra, Luis Arrieta Madera, Laureano Palencia, Luis Serrano Urbina, Adex Aramendiz, Franklin Iguarán, entre otros.

Maicao vivía un punto de quiebre muy importante, pues su comercio comenzaba a tropezar con dificultades luego de la drástica devaluación de la moneda venezolana. Sin embargo, su actividad comercial era fuerte. El bullicio en las calles llenas de compradores, el pito de los buses anunciando su llegada y su salida desde las oficinas ubicadas en pleno centro, el grito de los vendedores ambulantes anunciando sus productos, era el decorado de un día cualquiera en el sector comercial y el mercado público.

En Maicao prácticamente no había en qué divertirse y por eso el partido del Deportivo Maicao era un verdadero acontecimiento. Cuando el equipo jugaba de visitante, buena parte de los aficionados se desplazaban a Riohacha con el único interés de seguir las acciones del equipo rojinegro de la frontera.
Todo ese fervor era capitalizado por la prensa deportiva, especialmente la radio cuya audiencia crecía cada vez más.  Su único vacío era la de las transmisiones en directo, pues los partido aún no se transmitían por radio, a diferencia de Riohacha en donde existía un “combo deportivo” integrado por Jairo Romero, Juaco Murgas y Eladio Narváez, que acompañaba al Deportivo Riohacha en todos su partidos, bien fuera de local o de visitante.

Transmisiones en directo

La temporada de 1.985 comenzó casi a mediados de años y por esa época Luis Octavio Cruz, Alejandro Rutto y Ernesto Acosta reciben una oferta de Orlando Cuello, gerente de Radio Península para que se trasladen a ésta emisora. El primer reto que les impone es transmitir en directo el partid inaugural entre Deportivo Maicao y Junior. Para animarlos contrata también, solo para ese partido, a Jairo Romero y Eladio Narváez. La dupla de narradores riohacheros se hizo cargo del primer tiempo del partido y los maicaeros asumieron el reto en el segundo tiempo. Al final del partido, felicitaciones para los veteranos y para los principiantes. El juego quedó 1-1. En el primer tiempo marcó Junior y en el segundo tiempo empató el Deportivo Maicao, un resultado muy positivo que la afición celebró ruidosamente acompañada del legendario grito de gol de Luis Octavio Cruz, y el posterior comentario de Alejandro Rutto Martínez.

Rutto y Cruz conformarían uno de los dúos radiales más escuchados de Caribe colombiano. Su imparcialidad, su objetividad, la forma innovadora en que presentaban las noticias y la emoción que le imprimían a las transmisiones deportivas los llevó a ganarse el respeto de la afición y en general de la audiencia de Maicao, Riohacha y el Caribe colombiano.

Ese año debieron transmitir a la audiencia una noticia dolorosa: la muerte, en un accidente aéreo, del dirigente deportivo Hernando Urrea Acosta, maicaero, presidente de la División Aficionada del Fútbol Colombiano, Difútbol. El hecho ocurrió el 24 de julio  y en la emisión  del día siguiente del programa PENÍNSULA Y LOS DEPORTES,  Cruz y Rutto propusieron que al estadio San José de Maicao se le cambiara el nombre y en adelante se llamara Hernando Urrea Acosta.  La propuesta no fue sometida a aprobación del Concejo Municipal, Asamblea Departamental u otra autoridad pero el uso diario que los periodistas hicieron del nombre y la buena acogida por parte de la ciudadanía, sirvió para que el cambio de nombre se diera de hecho.

En los años 1985, 1.986, 1987, 1.988 y 1.989 el equipo Rutto-Cruz-Acosta estuvo acompañando a los equipos guajiros en todas sus presentaciones. En 1989 el Deportivo Maicao clasificó a las finales nacionales del torneo de Segunda División enfrentando a los mejores equipos del país y con la transmisión de la Voz de la Pampa en directo para todo el país, en conexión con la cadena Caracol.



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lunes, 24 de marzo de 2008

Juaco Murgas: hace cinco años partió hacia la eternidad y aún lo extrañamos

NOTA DE LA REDACCIÓN: Hace cinco Joaquín Murgas Ortiz (conocido a secas como "Juaco Murgas") viajó a Manaure para dedicarse a lo que más le gustaba: animar eventos musicales. A su regreso a Maicao, ciudad donde residía, en horas de la madrugada, falleció en un accidente de carretera.

Desde entonces han pasado cinco años en los que su ausencia se ha notado. Ha hecho falta en la radio de Maicao y Riohacha, en donde era una leyenda; ha hecho falta en los festivales y otros escenarios en donde hay manifestaciones artísticas y, por supuesto, ha hecho falta, mucha falta, en el seno de su familia.

Uno de los más sentidos homenajes a Juaco se lo rindió su hermano Wilder, quien hace un año publicó el libro "Juako Murgas, el rey de los escenarios".

Como homenaje al amigo, el compañero y discípulo publicamos una carta que el profesor Alejandro Rutto le escribió en noviembre del 2.005 dentro de un ejercicio académico en el que tomaron parte los estudiantes el catedrático de la asignatiura de Ética Profesional en la Universidad de la Guajira. Dicha carta aparece en los preliminares el libro-homenaje.

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A continuación presentamos su texto completo:


Maicao, 11 de Noviembre de 2005


Doctor
JOAQUÍN MURGAS
Administrador de Empresas
El Cielo

Mí estimado Joako:

Te saludo con afecto en nombre de todos los que te extrañan en el mundo. Desde el día de tu inesperada partida hacia la eternidad comenzamos a hilvanar nuestras cotidianidades acostumbrándonos con pereza a tu ausencia y a la falta de una voz con la cual nos sentíamos más cerca de esa rara palabra llamada felicidad.

En las mañanas diáfanas las nubes de nuestros cielo de desplazan en procesiones interminables y se acercan y se juntan y se toman de la mano y en ocasiones derraman sobre nuestro suelo de piedra y polvo el liquido precioso con el cual el ciclo de la vida se hace posible. Ya conoces el azul mágico del cielo guajiro y el blanco inmarcesible de sus nubes de verano y su gris tenue del invierno. Desde las alturas puedes contemplarlas mejor que nosotros. Tal vez veas en las noches claras los rostros de los amigos alumbrados por la luna, una lámpara de luz rigurosa que cuelga como fantasía ancestral en lo más alto del firmamento para dispersar sus colores sobre la faz de la tierra y contribuir al espectáculo mágico de la noche.

La memoria almacena como un tesoro de valor inmenso el 23 de marzo de 2003, un día después de tu viaje hacia el infinito y una jornada antes del día del locutor.

La gloria del Dios invencible de los cielos y de la tierra, su infinita generosidad y su augusta presencia en mi vida me permitieron actuar como presentador en el mas bello homenaje tributado jamás a alguien. De ese día conservo en las profundidades del recuerdo, las lagrimas de tus hijos, el desconsuelo de tu esposa, el quebranto de tu vieja. La tristeza
de tu gente, el acorde lastimero de una guitarra vestida de negro y un acordeón sumido en la nostalgia.

En medio de toda esa gente vi rostros viejos y jóvenes; hombres y mujeres; niños y niñas entregados al sufrimiento. Wilder intentaba consolar pero necesitaba quien lo consolara, Abel Royo, desempolvó sus archivos y encontró tu ultimo parcial, Agustín invirtió con gusto su capital y sus utilidades brindando sin fijarse en costos un café mas amargo que de costumbre; Jorge Ochoa inundó con sus lagrimas los gruesos vidrios de sus gafas pero tuvo valor para decirme “cuando muera yo tu también tienes que ser el que me haga un homenaje”. Le respondí que así lo haría pero le rogué que no se fuera a morir todavía, porque el corazón fuerte y todo, varonil y todo no soportaría el martirio de tantas ausencias juntas.

Ese día conocí a uno de tus mejores amigos anónimos. Era el más triste de todos, supe que se llamaba Gumersindo y se dedicaba al oficio de vender verduras en las calles. Repetidamente miraba al cielo como si quisiera encontrarse de frente con tu mirada “ese man era el único que se acordaba de nosotros, el único que nos quería” repetía una y otra vez. Ya conoces a la gente humilde, es capaz de sacrificios colosales para afrontar los embates de la adversidad, aun cuando en su contra soplen los ciclones de la indiferencia.

Hace unos días lo volví a encontrar en una calle sin número de un barrio sin nombre. Llevaba la carretilla medio vacía y en un rincón de ella un radio en donde se oyen una y otra vez las canciones de Kaled Morales, otro de los viajeros prematuros hacia la eternidad. Me miró y reconoció en mi rostro al presentador de tu homenaje. “Dentro de media hora serán las cuatro, me dice”. No necesito que me diga mas las cuatro era la hora de tu programa en Olímpica Stereo.

Mira hacia todos lados, me pide que me acerque y hace un gesto como cuando alguien va a contar el secreto más importante de su vida y en voz muy baja, como para que nadie mas oiga me revela algo conmovedor.

“A veces sigo oyendo a Joako como si todavía estuviera vivo” “Ese man se sigue acordando de nosotros”. “No se lo vaya a decir a nadie porque van a creer que estoy loco” me dice en su inconfundible acento cartagenero.

¿De quien será la voz del radio de Gumersindo? ¿Del misterio o de la sombra? No conozco la respuesta, pero tampoco creo que esté loco. Hombres como tu mi querido Joako, nunca se convierten en cenizas ni se sumergen en la niebla del olvido, porque su voz, su imagen, su recuerdo y su sonrisa se instalan en un balcón de la memoria, en una acera de tu inmortalidad, en un rincón de la cotidianidad. Y desde ahí siguen iluminando nuestras mañanas diáfanas y alumbrando nuestras noches de insomnios y recuerdos.

Gracias por existir en el Radio de Gumersindo, en los genes de tus hijos, en la inspiración de tu hermano y en el sendero de la eternidad.

Un abrazo de tu amigo


Alejandro Ruto Martínez

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